044 - Never forget
Lee hasta abajo para las versiones humanas de Street Fighter 2
Como sabes, la semana pasada se cumplieron 20 años de un hecho histórico que le marcó la vida a más de una generación—tanto así, que seguro te acuerdas dónde estabas cuando sucedió. Se trata de la salida de Silver Side Up, el tercer disco de estudio de Nickelback. Espera, ¿qué? Bueno, eso significó 9/11 para un pobre editor de social media de la AP.
El tuit fue borrado, pero para Link Latte el sentimiento perdura. Como es probable que a lo largo de este mes ya hayas visto mil remembranzas, documentales, películas y reportajes sobre el (mostly negativo) legado de los ataques, hoy nos vamos a enfocar en cómo sonó la música alrededor de 9/11.
Lo primero que recuerdo es que, apenas días después del atentado, Clear Channel (uno de los conglomerados de radio más grandes en Estados Unidos, hoy iHeartMedia) sugirió no tocar 164 canciones cuyos títulos o letras hicieran alusión a balas, fuego, muerte, aviones, septiembre, familiares, guerra, cielo y medio oriente—una determinación patriotera que sentó las bases para los siguientes 20 años de guerra cultural en ese país. Esta es la lista entera.
Por ahí de la misma época, The Strokes sacaba su disco debut, que contenía una de sus mejores canciones (“New York City Cops”)—misma que omitieron de la versión estadounidense por razones lógicas. Muchas otras películas, series y discos fueron afectados también por los ataques, como Spider-man, que tuvo que eliminar de su tráiler una toma icónica que mostraba a las Torres Gemelas en todo su esplendor.
Sin embargo, quizá ningún pedazo de arte relacionado a 9/11 sea tan infame como Toxicity, el magnífico segundo disco de la banda armenio-americana System of a Down, un álbum que salió ese mismo martes 11 y que hace tanto eco de los temas del atentado que suena profético; y que, por tanto, estará por siempre engranado a esa fecha, para bien y para mal—en particular, porque la ascendencia de la banda se confundía, por ignorancia1 gringa, con musulmana o árabe.
La banda fue lo suficientemente noble como para relatar historias sobre el disco hace unos días, en donde hablan del contexto, en específico, de la prohibición post-9/11 de sus sencillos Chop Suey, Aerials y Toxicity, que se convertirían en momentos definitorios para su carrera, incluso dos décadas después.
Nadie lo pudo haber pronosticado, pero después de ese martes, la industria de la música cambiaría por siempre y se haría más americentrista que nunca. No es casualidad que incluso Bono, un músico literalmente irlandés, haya tomado el cargo de “sanar al mundo” cuando por fin el polvo de las torres se asentó.
Estoy de acuerdo que es posible hacer arte en torno a una tragedia, pero no estoy muy convencido si también sobre ella. Por eso, poca música acerca el 9/11 es en verdad impactante, y en su lugar, da paso a lo que resulta de hecho memorable para nosotros: aquellos sonidos que, por asociación, nos recuerdan al impacto de ese fatídico día. Walk on, indeed.
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O racismo.